A revisión la idea de los estilos de aprendizaje
Existe un gran interés entre los profesores en el uso de los hallazgos de las investigaciones neurocientíficas en la práctica educativa. Sin embargo, también hay conceptos erróneos y mitos que supuestamente se basan en la neurociencia que prevalecen en las escuelas. Queremos llamar la atención sobre este problema centrándonos en una práctica educativa supuestamente basada en la neurociencia que carece de evidencia suficiente y por lo tanto creemos que no debe ser promovida o apoyada.
Generalmente conocidos como “estilos de aprendizaje“, es la creencia de que los individuos pueden beneficiarse de recibir información en su formato preferido, basado en un cuestionario de auto-reporte. Esta creencia intuitiva es de interés porque los individuos son mejores en algunas cosas que en otras y, en última instancia, puede haber una base cerebral para estas diferencias. Los estilos de aprendizaje prometen optimizar la educación adaptando los materiales para que coincidan con el modo preferido de procesamiento de información sensorial del individuo.
Hay una serie de problemas con el enfoque de estilos de aprendizaje. En primer lugar, no existe un marco coherente de estilos de aprendizaje preferido. Por lo general, los individuos se clasifican en uno de los tres estilos preferidos de estudio auditivos, visuales o kinestésicos basados en informes hechos por ellos mismos. Un estudio encontró que había más de 70 modelos diferentes de estilos de aprendizaje incluyendo, entre otros, “lado izquierdo o derecho del cerebro”, “serialistas u holísticos”, “verbalizadores o visualizadores” y así sucesivamente. En segundo lugar, la categorización de los individuos puede conducir a la asunción de un estilo de aprendizaje fijo o rígido, que puede perjudicar la motivación para aplicarse o adaptarse.
Los estudiantes mejorarán si piensan en cómo aprenden, pero no porque el material esté emparejado con su supuesto estilo de aprendizaje. La Educational Endowment Foundation en el Reino Unido ha llegado a la conclusión de que los estilos de aprendizaje son “de bajo impacto a muy bajo costo, basados en pruebas limitadas“.
Estos neuromitos pueden ser ineficaces, pero no son de bajo costo. Sostenemos que cualquier actividad que recurra a recursos de tiempo y dinero que puedan dirigirse mejor a prácticas basadas en evidencia es costosa y debe ser expuesta y rechazada. Tales neuromitos crean una falsa impresión de las habilidades de los individuos, dando lugar a expectativas y excusas que son perjudiciales para el aprendizaje en general, que es un costo a largo plazo.
Un camino a seguir es llamar la atención sobre las prácticas que no están basadas en pruebas y alentar a los neurocientíficos y educadores a promover la necesidad de pensamiento crítico al evaluar las demandas de beneficios educativos supuestamente basados en la neurociencia.
Para visualizar el artículo completo haz clic en el siguiente vínculo.
No hay evidencia que respalde la idea de estilos de aprendizaje